Para el mes que inicia hoy está previsto el nacimiento de Francisco Fernández Yáñez, el hijo del presidente, Alberto Fernández, y de la primera dama, Fabiola Yáñez.

Precisamente la futura mamá se mostró expectante respecto del nacimiento y de sus nuevas responsabilidades. "La propuesta (del nombre) fue mía. En realidad había dos (nombres) que nos gustaban mucho. Hasta que terminamos decidiéndolo juntos", dijo Fabiola, en una entrevista a la revista Gente, citada en el diario Clarín.

"Me imagino como madre protectora y compañera. Quiero que conozca y sea consciente de las muchas realidades que coexisten en este mundo y se forme con valores. Me gustaría que posea de mí lo de ser una persona positiva y valiente, a pesar de cualquier adversidad, y que no fuera tan vulnerable como yo”, contó.

Yáñez se refirió al nacimiento de Francisco como un hito. "Sé que llevo en mi vientre al primer bebé en la historia nacional que nacerá en la Quinta Presidencial de Olivos. Lo sé, es algo histórico, pero para mí es un orgullo, nazca aquí o donde Dios disponga”, señaló.

En ese marco, la primera dama recordó su dura infancia. "Yo no tuve una infancia feliz; fue muy triste. Sufrí abandono. Mi padre no me quiso conocer hasta que tuve 23 años. Cuando cumplí seis, mi madre se fue a vivir lejos durante cuatro años. En ese momento mi hermanita tenía menos de un año, y quedamos a cargo de mis abuelos. Recuerdo que veía a mi mamá una o dos veces al año. Desde temprana edad prácticamente crié a mi hermana porque mi abuelo y mi abuela trabajaban", contó.

En el triste relato, afirmó que le faltó cariño. "Me inculcaron valores. Iba a un colegio religioso, pero nunca recibí en aquella etapa de mi vida el cariño, la contención y el afecto que un niño debería recibir. Siempre fueron obligaciones. La vida me hizo madurar a muy temprana edad", dijo.

Agregó que durante el tiempo en que no tuvo a su madre junto a ella lloraba casi todas las noches. "Me iba a la cama y lo hacía en silencio por horas sin que nadie me escuchara, necesitando su presencia. No quería decepcionar a mis abuelos ni hacerlos sentir mal”, admitió Yáñez.

Manifestó que esa difícil infancia está muy presente a la hora de sus funciones como primera dama. “Siento que de alguna manera hoy pongo en práctica las enseñanzas y lecciones que me dejaron mis experiencias de chica. Hoy pongo mi corazón, mi tiempo, mis ideas y mis vivencias para atender las necesidades, con recursos económicos y capacitación", dijo.